martes, 22 de mayo de 2012

Del fuego a la roca

Fuego soy, siempre lo he sido y no sabes, ni siquiera te puedes imaginar el esfuerzo sobre humano que hago para transformarme en roca ante tu abandono, tu indecisión, tus desplantes e indiferencia. Solo así sobrevivo, me blindo, congelo mis esperanzas respecto a ti, cuando pienso en todo lo que he recorrido para acercarme un poco a tu presencia: "yo te dije cómo era, tú lo sabías." Respondes de inmediato ante el menor cuestionamiento, ante el menor indicio de reproche.

Fuego soy, siempre lo he sido y no sabes, ni siquiera puedes imaginar cuánto me cuesta petrificar mi pasión, mi cariño, mi ternura, ante tu hermetismo y desmemoria. Tener sed junto a la fuente y no poder beber de su agua. Avanzar así, por la orilla de tu río, o permanecer observando, inmutable, en el papel de roca, cómo disfrutas inmensamente con las creaturas de tu ecosistema. Se te ve feliz, yo te he visto feliz en tu hábitat, entonces dime, para qué molestarte, para qué alterar tu equilibrio con mi presencia.

Fuego soy, siempre lo he sido, a cada segundo trato de perdonarme por esperar tanto de ti amor mío. A los seres como yo, nos basta un roce, una mirada, una palabra constante, como gota de agua nutriéndonos las raíces todos los días, pasan semanas, meses y ni siquiera te escucho, ni siquiera te miro, tampoco me dejas hacerlo, acercarme, levantaste una muralla de pretextos, solo para mi, no así para los amigos.
No sabes, ni siquiera puedes imaginarte, cuánto he querido mostrarte, compartir solo contigo.

Fuego soy, siempre lo he sido y debo ser roca para aceptar el hecho de que en realidad no quieres estar conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario