Hundirás tu cabeza, tus ojos abiertos, en el pelo plateado de Consuelo, la mujer que volverá a abrazarte cuando la luna pase, tea tapada por las nubes, los oculte a ambos, se lleve en el aire, por algún tiempo, la memoria de la juventud, la memoria encarnada.
-Volverá, Felipe, la traeremos juntos. Deja que recupere fuerzas y la haré regresar...
martes, 29 de mayo de 2012
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