viernes, 9 de noviembre de 2012

Ya no malgasto tiempo invocando al olvido


Alguna vez concerté
una cita con el olvido
y me cansé de esperarlo,
también me dejó plantada.
Tal vez se asustó,
para variar.

 
Desde entonces
no lo busco, no le ruego
ni me hago ilusiones:
afronto y recibo
este amor nuestro
bendecido por los dioses.

 
Al despertar, como oración
digo tres veces tu nombre
y por las noches te sueño
meciéndote complacido
entre mis muslos.

 
No, no…
Yo no lucho
contra este amor
aunque me hieran
tus arrebatos.
Castigada por tu silencio
apenas y me distancio.
Te llevo tan dentro mío:
médula, dorsal espina,
célula en mi organismo,
que si te olvido me mato.

 

Del canto de la lechuza.

No importa a dónde viaje
ni importa dónde esté,
tú vendrás conmigo
y no es una imposición
son asuntos del destino:
la lechuza ayer cantó
oculta entre las palmeras,
sus canciones de gemidos
y mi cuerpo estremeció
con cada sonido.
Después de unos minutos
el ave guardó silencio
opacada por mis latidos.

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario