jueves, 14 de junio de 2012

Roedores

Hay, un remolino de celos atormentándome en esta madrugada, como si fuesen ratas, se  anidan en mi cuerpo, muerden la piel, desgarran mis entrañas, buscan enloquecidas al tilcuate oculto de mi alma…

Lucho, en mi esencia de reptil, para no admitir, para no ser presa de sus numerosos y repugnantes colmillos, para no escuchar sus estridentes sonidos: ya soy parte del pasado, ahora vives nuevo idilio.

Como armas, solo tengo un escudo de recuerdos, de este amor que en una noche nos unió en un mismo beso, el bumerán de la luna, cuya forma también de cuna, reaviva ese momento, cuando plácidamente te arrulló feliz mi cuerpo…

Por fin el día amanece, las ratas se van, liberan mi alma, pero desde el techo emiten sonidos, amenazan con volver, como lo hará la noche en la oscuridad de tu silencio…


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