viernes, 8 de junio de 2012

Desmemoria

¿Cuánto tiempo ha pasado sin poder verte, olerte y sentirte a mi lado? Cuento los días, meses, minutos… y como náufrago en una isla, acabo por perder la cuenta, negándome a ver la realidad: sospecho que como niño malévolo, te gusta jugar con mi ansiedad, retar mi capacidad de resistencia ante la lejanía tu tacto.

Al reconocer tu indiferencia, tu silencio, que como témpano de hielo se comportan frente al fuego que representan mis deseos por ti, recurro al juego de la desmemoria, pretendo olvidar, comenzar de cero e iniciar una nueva vida, dejando atrás el atuendo del pasado.

Así parece, al comienzo de cada día, las afirmaciones, los buenos deseos, el pensamiento positivo, someten a ese tilcuate,  que desde la madrugada se desliza sensual desde la planta de mis pies hasta los rizos de mis cabellos.

El día transcurre, pero la noche llega, la luna se aferra y el calor intenso de esta época, despierta con inmenso placer, la sangre fría del “sometido” reptil, que de nueva cuenta, insolente se libera, humedeciéndome, tatuando con tu recuerdo, cada centímetro de mi piel, apenas presiona ligeramente mi pecho y me hace gritar tu nombre, invocarte: ¿ahora qué haré? ¿a dónde pondré, a quién daré las caricias, las palabras, los besos, toda la pasión y la ternura que ya no quieres aceptarme?  

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