jueves, 11 de octubre de 2012

Quisiera en este momento, acertar contigo,
tener las palabras adecuadas
para expresarte cuánto significas para mi
cuánto me duele no tenerte a mi lado,
no abrazarte, ni mirarte, cuando menos
cada domingo, cada dos o cada cuatro de ellos.

Quisiera poder tener el valor
para expresártelas, hacerlas llegar a ti
como alas de mariposas que se posan en tu boca
con la humedad de un tierno beso
prolongado, dulce, eterno...

Quisiera, cuánto yo quiero... pero el frío de tu voz
me detiene por completo, ese frío
que me recuerda otros inviernos:
cuando sola y desconcertada me has dejado
mirándote cómo te marchas, emocionado
a contemplar otros paisajes, a cuidar otros terrenos.

Quisiera yo, tener alma de hierro,
para no sentir el frío de tus desprecios, 
memoria de anciana para poder olvidar
tan crueles momentos.

Si callo, si no te busco, si no insisto, si me abstengo
es porque al fin entendí, que me quieres pero de lejos,
no voy hacer una lista de tan tristes recuerdos
prefiero curarme el alma, sintiéndote en mis adentros
creyendo que me quisiste, tanto como te quiero
que a veces me recuerdas,
un poco, de lo mucho que te pienso
que este amor no fue en vano
ni murió en garras del tiempo
que te amo cada día
y ese amor es mi alimento.



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario