sábado, 18 de febrero de 2012

Carta tercera a orillas del sepulcro del olvido

Ñuu Oko 18 de febrero de 2012.


Miro hacia las profundidades del olvido, apenas me asomo y tiemblo de miedo,me acomodo junto al borde de su sepulcro, preguntándome si al hundirme en esa oscuridad, podré liberarme, descansar del dolor que me produce tu ausencia. Quiero tener el valor, pido al universo valor todos los días, para caminar, moverme, avanzar, a pesar de tu indiferencia...y efectivamente, el universo me escucha, pero al desplazarme, siento que no lo hago absolutamente sola,siento que lo hago llevada de tu mano y entonces todo, todo fluye, se da tan fácilmente.

Optar por el olvido, resulta un acertijo, un laberinto mas complicado de lo que parece: si te hundo me hundo, si te mato me mato y si te olvido me olvido, no encuentro el prinicipio ni el fin. Tal vez en el fondo me falta valor,coraje, para reconstruirme, para recuperar los pedazos que de mi tomaste y devolverte los tuyos, no sé, no lo sé, ignoro si esos préstamos o donaciones entre dos personas como nosotros, pueden regresar al lugar de donde fueron extraídos.

Esta mañana, al despertar, decidí dejar de luchar contra tu recuerdo, no tiene sentido intentar extirpar tu nombre de mi cerebro,total, a fin de cuentas, pese a la nube de nostalgia que me invade de vez en cuando,debo reconocer que pensar en ti me hace bien, agradezco a los dioses tu existencia y ese peculiar momento en que decidieron colocarte en mi camino, porque todo ello me ha enriquecido, me preña de recuerdos y me hace sentir un ser afortunado.

Sé que estas bien, que te ocupas, disfrutas de los placeres de la vida y no me necesitas, ha de ser mejor así, no me gustaría, me dolería saber que sufres por mí, que tu alma se desgarra como la mía, cada vez que necia, insiste en aferrarse a tu presencia...

Tuya, muy tuya, Esperanza.

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